Palabras corto-punzantes

Por: Adriana Carrillo


En estos tiempos en los que las cosas se mueven y funcionan con dinero y corrupción, ¿a quién se le ocurre atacar con “caracteres”? Mi mamá pasó por el computador y después de escuchar parte de la conversación me dice: “¿para qué los escritores se la pasan toda la vida escribiendo?… los leen, escriben, los leen y vuelven a escribir". Creo que mi mamá comete dos errores, pero ella no tiene la culpa. El primero está en que los escritores escriben, pero no se sabe si los leen y el segundo es que en el camino de escribir y leer pasa un poco más que eso. 


De igual manera, se sabe que ni los lápices ni el pensamiento son lo suficientemente importantes en cosas serias como la guerra o la política. Por acá vino uno que quiso ser presidente con ese cuentico. Pero en este país nos las sabemos todas. Que no nos vengan con eso de la pensadera, que eso no existe. Acá en este país contamos las victorias con bajas y positivos. Y cuando escuchamos música, la que nos gusta, pensamos en guaro y ¡se formó!, jijuemadre, ahí sí que ya no pensamos nada. 


Por tal razón, mis amigos están en lo cierto: ¿para qué ponerse a pensar? Y sobre todo, ¿para qué pensamos estando en este pedazo de tierra? Escucha a la niña esa, que dice que tiene qué decir, que tiene qué pensar y ¡qué escribir!, cuando escribir se trata de organizar los pensamientos, y esta es la parte donde yo suelto una carcajada. Que venga alguien y me responda. 


En estos tiempos donde los editores no leen los libros que publican, pero los recortan, porque están muy largos. Donde uno tiene que decir casi con pudor que le gusta leer, pensar… y escribir, se corren muchos peligros. Por eso… hay que seguir escribiendo a ver si alguien se saca el dedo de la nariz y de la boca y se le ocurre reaccionar. Decirles a los que son que no nos gusta lo que hacen y que nos parecen unos completos hijos de puta. Y escribir siendo fiel sólo a las letras (primer mandamiento). Decirle al culo, culo (segundo mandamiento) y escuchar las críticas duras, sin el horrible eufemismo a las que las han querido emparentar: “constructivas”. Que bien que disfrutamos cuando otro echa madrazos contra un tercero. Y que todos digamos, como alguna vez dijo J. L Borges, “Me considero esencialmente un lector”, a ver si algún día las cosas mejoran, Amén. Y así termino. Gracias y hasta luego. 

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