Cortar y pegar

jueves, 22 de julio de 2010 13:53 Publicado por Maga

Por: Sandro Bozzolo 


Dice que "los editores no leen los libros que publican, pero los recortan, porque están muy largos". Y automáticamente, con falta de orden lógico (como esas flechas anárquicas que no llevan a ninguna parte y que tanto les gustan a ustedes) se me vino a la cabeza una doble o triple conexión entre escenas de vida vividas. De esas que se quedan sobre la piel, porque están hechas de todo lo que necesitan para ser inolvidbables: encuentros, charlas, coincidencias. Y mejor si hay un viejito, de por medio.

Regreso de Aquel País de allá, a Italia, con toda una carga energética que podría prender de positividad toda Escandinavia. En mi memoria, un jardín tropical de letras, poesías, rostros, miradas, charlas, liviandad, cielo. América (Latina). El único que puede entenderme, en este complicado mundo de enredadas relaciones inútiles, es un ermitano profesor de italiano, que vive escondido en la naturaleza por obvias razones profesionales (al cabo y al fin, es licenciado en filosofía...). Bien.

Mi viejo carrito rojo me lleva hasta el lugar donde debería estar su casa, 
y digo "debería" porque todo lo que aparece es...selva. Árboles, hierba más 
alta que su casa, cualquier cosa. Cuando lo encuentro, me explica el problema. 
Tratando de poner en orden el jardín, se cortó un dedo (ya lo dije. Es un 
filósofo). Viene la cena, vienen las charlas, vienen las flechas que se atreven hasta aquí. Y después, hablando de Colombia, un libro. "Cuentos colombianos". Lo que me asombró, verdaderamente, fue descubrir que un querido conocido de mis tiempos caribeños, un señor ya de pelo blanco y dialéctica elegante, el clásico "señor de otros tiempos", era el autor. Traducido al italiano. 

Y recuerdo ahora, nuestra última charla antes de venirme, frente a un jugo de algo 
desconocidamente sabroso - siempre nos encontrábamos en un hermoso restaurante hecho, esencialmente, para alimentar el alma, pero esto es otro cuento; otra flecha. Me contaba, decepcionado (profundamente decepcionado), que una famosa editora colombiana le rechazó su último libro, una obra que le absorbió meses de literaria pasión. El problema, obviamente, no fue éste. El problema fue la carta de motivación del rechazo, que le agregaron. "Demasiado corto. Nuestro estándar para las novelas son 200 páginas. Su trabajo, aunque siendo bueno, es de 130 páginas. Si quiere enviar una versión de 200 páginas, evaluaremos el trabajo". 

"Si quiere enviar un versión de 200 páginas". Si yo le voy a anadir agua al vino 
de mi abuelo, lo más probable es que lo mate de un paro cardíaco, por la 
reacción que le podría causar. Y frente a estos editores que recortan o inflan 
libros como si fuesen...pollos (acabo de enterarme que hacen así también los 
productores masivos de carne de pollo), lo más probable es que maten de 
decepción a nuestros autores crecidos en épocas más románticas. Y el próximo 
libro que llegue hasta Italia tendrá 70 páginas que repetirán la palabra 
"mierda".

1 Response to "Cortar y pegar"

  1. Xeh Says:

    Quieren acabar con el último romántico.

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