NARRADOR

Nace un blog con intenciones de hablar e improvisar sobre múltiples temas. Sandro, un italiano, explica por qué el experimento "sin orden aparente" no funcionará, aunque viene una chica a decirnos que sí tiene algo que decir, eso sí, sin soltar el palo con que le dio por la cabeza a lo que ella define como la arrogancia del primer mundo (guiños no sabemos a quién). El que siguió dijo que están locos todos los que quieren luchar con palabras, pero ¡qué coño, sigamos escribiendo! A propósito de una alusión a los editores de libros que no leen lo que publican, pero los recortan por largos, nos cuentan otra historia de cuando los rechazan, por cortos. Y a continuación, la historia de ese escritor, que protagoniza el episodio anterior de las 200 páginas. Una flecha hacia dos textos atrás que grita que no hay méritos para los que se educan, ni para los que piensan; los premios son para el avispa'o, el hipócrita y el hablador. Sumando ancianos sabios y reflexiones, nace una conversación en un bar entre un pensador posmoderno y su "objeto" de pensamiento. Una historia que rememora el encuentro anterior; una divagación del pensamiento. Un nuevo integrante, no-escritor, se lanza al juego con una reflexión melancólica. Y si este que no escribe, escribe, ¿qué pasa con los que están escribiendo? Hacen falta plumas para volar. Alguien le encuentra el gusto a esto de la escritura y se sorprende de gastar el tiempo pensando. Llegamos a la conclusión de que conformamos una gran ciudad del pensamiento y replanteamos los límites geográficos. Otro nuevo colaborador nos habla de pensar con inteligencia y no para impresionar: hay muchos pensadores impostores. Y entre historias y reflexiones, un alto para analizar el estado de nuestra época actual, que se define desactualizada. Pero ¿se puede decir con certeza y soltura que una ciudad como Barranquilla, Colombia es moderna?... las cuestiones de la filosofía. Y hemos hablamos de modernidad y posmodernidad a través de un arte preantiguo: la escritura. Nos aventuramos a preguntarnos si habrá alguien que lea todo eso que nos hemos pasado la vida pensando cómo decir mejor. Y otro arte que da vida (o que nos permite vivir de otra manera): la música. La música, que todo lo puede.