Una mejor vida: La música.

martes, 10 de agosto de 2010 0:15 Publicado por Maga
Por: Xëh Reyes

Hay quienes saben sobreponer algunas bellas palabras sobre una melodía. Existen algunas personas en este mundo que nacieron con el don de escribir poesía, escribir música. No puedo evitar conmoverme, al sentir alguna canción, una de esas que logran desunir en mí cada uno de mis átomos, llevándome al éxtasis, a flotar. Salir del mundo que conocemos, cerrar los ojos y dejarse caer en un lento espiral de ensueño, meditar sintiendo cada vibración que duerme las puntas de los dedos. Una voz aterciopelada que acaricia mi rostro, besa mis labios con suave ternura, descansa cada músculo del cuerpo, y desvanece cada pesar, cada pensamiento, cada asunto humano. 


Mundos imaginarios
están flotando en el aire
pasan por nuestros cuerpos
ecos de mil radares
cuando te afectan
nadie lo sabe 
G.C


¿Será Dios? Es difícil no preguntarme cuando me he dejado llevar por la corriente de este inmenso y calmo mar de sensaciones en el que me he sumergido. ¿Será Dios? Vuelvo a preguntarme, sin no haberme antes reconocido como la primera incrédula. Está bien que la evolución nos haya hecho tal cual nos vemos en un espejo, que la física, la matemática y la química me expliquen cada suceso de la realidad. Pero, ¿y la música? ¿Qué hace que la música rompa con las barreras del tiempo?, ¿Que sea tan antigua y tan actual a la vez?, ¿Qué hace que sea tan liviana pero tan trascendente; tan irracional pero tan humana? Desde un comienzo, desde la música más tribal, quisiera entender qué hizo que el hombre se haya visto obligado a producir sonidos, a comunicar sus estados de ánimo a través de ritmos, melodías y armonías. Sin duda, existe una correlación entre el nacimiento del primer sentimiento y la demostración del mismo. Ahora, ¿cuál sería el primer sentimiento del hombre, y a qué se debe? Esto es otro misterio. El eslabón perdido, le llaman a ese enigma, a ese momento justo en el que el hombre dejó de ser animal para convertirse en una especie superior. Habrá razones estructurales del cerebro, claro, pero la chispa que desencadenó la catarata de sentimientos que a lo largo de nuestras vidas experimentamos, es algo que está mucho más allá de cualquier cosa que pueda especular. Y me vuelve la pregunta: ¿será Dios? 


Y como el fuego reflejado en el agua
dibujaba partículas de dios
El fin de amar
(es) sentirse más vivo
G.C


Sé de un ser musical -de un genio de la seducción, de las palabras y de la transportación- que duerme profundo, en un mundo de tales nociones musicales que nosotros no alcanzamos a escuchar. Él está envuelto en esas miles de melodías y sensaciones que no alcanzó nunca a darnos, porque él está ahora en un estado superior al nuestro. Permanece en un espacio en el que flota lenta y constantemente al ritmo de esos secretos que sólo la música conoce. Y repito, la música es el misterio más secreto que se guarda la creación para sí.  O para el día de nuestras muertes. Quien ha amado la música, y se ha perdido en los laberintos de cada nota colocada por en su lugar por el supremo, ha conocido el rostro de Dios. ¿Cómo más podemos explicarnos que aún hoy tratamos con esfuerzo descifrar a Bach?, ¿cómo es posible que cada nota esté tan exactamente colocada para decir tanto en tan poco espacio? ¿Espacio? ¿Dónde está la música? ¿Dónde vibra? La física cuántica, tan mágica, nos habla de diminutas cuerdas de violín que atraviesan el universo y que vibran con cada tonada. Nos dice también que la música penetra cada célula de nuestros cuerpos y hace vibrar las moléculas de agua, dándole una forma particular y maravillosa a cada una. 


Este hombre introdujo y cerró todas mis noches de amor, los primeros besos, las primeras caricias, miles de lunas contemplé con melancolía guiada por su voz. Cuántas noches lejos de casa le escuché, haciendo de cada lugar mi propia casa. 


Gustavo Adrián Cerati, ¿en qué clase de sueño podrá estar sumergido hoy? Creo que aquí nos dejó una pista:


Puedo equivocarme
tengo todo por delante
Nunca me sentí tan bien
Viajo sin moverme (de aquí)
Chicos del espacio
Están jugando en mi jardín
Medirán el azar con el viento
Fuerza natural
(…y me eché a la suerte…)

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