Por: Sandro Bozzolo
Dice que en la ciudad donde nació la gente que escribe no es aquella que mejor
lo hace, y con "mejor" se definen parámetros técnicos, pero sobre todo, pasionales. Carnales. Escribir porque no hay alternativas, por ejemplo. Según el instinto.
Alguien más le agradece haberlo "traído" - usa este preciso verbo - a este
espacio en donde las leyes de la cotidianidad, de lógica - ilógica y de la
rutina (las mismas leyes que nos empujan a "especular y divagar") pierden todo
su significado y su valor, y empujan a sentarse frente a una pantalla-espejo
hasta que "la parte baja de la espalda empieza a doler"...
Ahora. Yo no sé cual es "la ciudad donde [ella] nació", pero es bastante
parecida a la donde nací yo - y que no puedo llamar "mía". Y puedo asegurar que
por lo menos 10.000 kilómetros corren entre los dos, así que....todo el mundo un
país. Esto nos pone entonces a reconfigurar diametralmente nuestros parámetros
sobre el concepto de "ciudad", del lugar al cual pertenecemos: por como la veo
yo, si tenemos que construirnos una identidad de pertenencia, por lo menos que
no sea desde un punto meramente territorial.
Me viene a la cabeza lo que se decía más abajo. Este cuento de la realidad, de
la irrealidad, de la virtualidad. Me viene a la cabeza porque, en esta
irrefrenable caída hacia los abismos de la pre-postmodernidad, tratando de
sacarle lo positivo siempre, vivimos ahora la posibilidad de crear "nuestra"
ciudad. Que es, ni más ni menos, esta. Un lugar vivido y construido por
nuestros verdaderos similares, gente que comparte características más profundas
y menos arbitrarias que sencillas razones de idioma común, o sangre, o lugar de
nacimiento. Verdaderos conciudadanos.
No sé los demás, pero yo verdaderamente creo en esto. Por pequeñas razones
de experiencia, de trocitos de vida vivida, pero sobretodo por lo que siento
cuando me enfrento a la “realidad” que describe Adriana: ganas de refugiarme.
De correr a mi casa, entre mi gente, para reconocer el olor de pensamientos
escritos por otros, que yo me limité a…pensar.
Por esto, y por todo lo otro anteriormente dicho, ella está en lo cierto:
…tenemos ahora otros compromisos que no podemos (debemos) evadir.
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